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viernes, 25 de octubre de 2013

Los amigos me los busco yo...

Hoy es viernes y los sueños brillan más...

Cuando yo era pequeña, mi mente inocente y cándida se vio de pronto un tanto azorada por una frase dicha por mi madre, en aquellos recién estrenados 80, llenos de libertad y de alegría que mi casa rezumaba por la presencia de los niños que proliferaban como las margaritas en primavera. La primera vez que la escuché fue de boca de mi madre, cuando recordó la anécdota que le sucedió con una vecina cotilla que se quiso inmiscuir en nuestras vidas, recién llegados a aquella casa en donde pasaría mi niñez, como si de aquella señora dependiera la felicidad vecinal de la que debiera gozar mi familia.
En aquella bienvenida un tanto tensa, en algún momento de la charla mi madre le espetó con todo el respeto con el que fue capaz: "Muchas gracias pero las amigas me las busco yo". Durante años esa frase volvió a repetirse en los momentos más jocosos de las reuniones familiares, que no eran pocas, aunque a mi me parecía un poco de mal gusto. No llegaba a entender aquella negación de mis padres a la amistad. "No hay amigos, la familia es lo que más vale, porque siempre van a estar ahí".
Nunca vi a nadie tomando el café en el salón de mi casa que no fueran mis tíos o mis primos, o mis abuelos. Tampoco lo extrañaba. Era así y algún día me daría cuenta, porque mi madre, aunque a veces me pese, siempre tiene razón, y espero heredar eso de ella para que mi hija sea un poco más feliz.

De izquierda a derecha, yo, mi mamá, papá, y Juan.

Bueno, en realidad si tenían amigos, mis tías eran amigas de mi madre, desde la infancia, de hecho así se conocieron mis padres.
Pasan los años y recuerdo a mis amigas del colegio que me acompañaron en el patio jugando a la goma o a cambiar sobres de colores, May, Luzma, Puri, Sonia, Azahara... después fuimos a la discoteca y besábamos a los chicos como por sorteo, y nos contábamos problemas que no eran nada triviales a veces, pero nos abrazábamos y jurábamos que siempre estaríamos juntas y que cuando tuviéramos trabajo viviríamos juntas y seríamos felices. 

De izquierda  a derecha, yo, May y Marga.

May, Marga, Tania, AnaCris, Maxi, Manuel, Javi, Poldo, Miguel, Patri, Ricki... No había nada que no pudiéramos conseguir, soñábamos, reíamos, amábamos y vivíamos con desenfreno y aunque pasen los años y la vida no haya sido como esperábamos, en nuestro corazón hay un espacio que vibra cuando nos vemos y los recuerdos se agolpan en la garganta como goma de mascar, para salir disparados a mi memoria. 
Esos amigos son para siempre. Después uno madura y ve las cosas desde otro punto de vista, las personas de tu vida son los que viven en casa y los de fuera, bueno, están para lo bueno solamente. Para salir y divertirse siempre hay gente, para ayudarte en los malos momentos llamas a alguien de tu familia. No es extraño que me sienta bien sola, siempre me he sentido así, y ahora más que nunca las decepciones me fortalecen y aunque sea una paradoja me hacen feliz y no, no soy masoca. 
Por suerte la vida te da la oportunidad de abrir nuevas puertas cuando otras se cierran y no me gustaría que fuese un símil del álbum del Último "Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana" pero es que no puedo negar lo evidente, ya no tengo 15 años y mi nivel de tolerancia está a ras de suelo ahora mismo.
Siempre acepto los consejos de los que más saben, y está claro que siempre vas a ser juzgado por tu aspecto, no merece la pena dar explicaciones porque los que te quieren de verdad no las necesitan y si dicen, que "dizan", que yo ya me encargo de barrer los escombros que dejo a mi paso...
Gracias a todos los que estáis, los que habéis estado y los que os habéis ido, gracias también por marcharos. Cada día soy un poco más feliz cribando sentimientos y dejando solo los buenos.




 ;-)

Sed buenos, Buen finde.
Manoleritina.
Mila.









1 comentario:

  1. Hola Mila!
    Me ha encantado lo que has escrito. Gracias por pensarlo en voz alta y compartirlo.
    Buen finde!

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